Partido con un primer tiempo en lo que el relator Walter Nelson seguramente hubiese tirado su latiguillo tras el 2 a 0 de la etapa inicial, "partido con olor a liquidado" para el conjunto de Fursa y Erceg. El complemento fue casi inversamente proporcional porque mientras uno tuvo su momento, el otro andaba nublado y entonces transformó algo casi definido en un empate increíble que trajo drama, expulsiones y el 3 a 2 que inclinó la contienda para el camino de la definición.

Barcelona no da el paso para explicar la expresión cotidiana como “dormirse en los laureles”: Hace referencia a alguien que se ha relajado, descuidado, ha dejado de hacer algo que hacía o que lo hace pero con desgano y poca eficiencia. Arrancaron bien pero desde el empate fueron invadidos por los nervios que vienen dados por las presiones que generan el tener la obligación de ganar y se escapó la chance.

Melón sería el verdugo de los domingos, porque con su triunfo frente al Barcelona definió los caminos del torneo; en este caso y yendo por detrás, dio vuelta con ganas y garra una contienda inolvidable.