Bajo la tormenta, bajo presión, con la punta en juego. Ratoes ya había visto la goleada de Tibia. Sabían que si no respondían, perdían la cima. Y respondieron con un 9-1 bajo una tormenta infernal.

Sudacas llegó con buen equipo, como suele pasar: nunca sabés si te van a caer con figuras de la máxima o con un rejunte épico. Esta vez trajeron plantel bravo, incluido el 10 del Apertura, Mati Genovese, que clavó un tiro libre precioso bajo la lluvia. Un golazo que queda para redes y archivo.
Pero… el que no podía faltar, faltó: Dante Martínez. Y bajo esa lluvia H. Ríos tuvo que ponerse los guantes. El agua hacía todo más difícil y se le filtraban pelotas por todos lados. Un contexto imposible para un arquero improvisado.

Ratoes, en cambio, tenía a A. Caggiano con flechita para arriba. Cuando Caggiano está así, el partido ya viene 1-0 desde el vestuario. Hace jugar, hace goles, lleva la pelota de arco a arco, te gambetea bajo el agua y te ordena a todos. Un jugador total. Con él iluminado, marcaron rápido el camino.
Y después llegaron las definiciones: Trumino (3 pepas), Ale Boyne, el hermano siempre listo, el del ojo claro para la red y un equipo que bajo la lluvia se movió como si estuviera en césped seco.

Sudacas presentó nombres pesados, pero el arquero titular llegó para el segundo tiempo cuando ya iban 4 o 5 abajo. Con el campo inundándose, sin pique, sin freno, sin nada, se hizo imposible remontar.

A los cinco minutos del pitazo final, la cancha ya era una laguna. Pero el partido se jugó entero, y Ratoes lo jugó con una seriedad absoluta.