Era ganar o ganar. Y Guerreros Z salió como un equipo que entendió perfectamente el mensaje: obligados a ganar, salieron con una intensidad que te despeina. Desde el saque inicial del rival robaron dos pelotas y metieron dos goles calcados, uno detrás del otro. Depredadores de la presión. Esa versión que te asfixia, que te aprieta, que no te regala ni un centímetro.
Enfrente, Paris Saint-Fernet, uno de los últimos equipos en sumarse al torneo. Le tocó debutar enfrentando a conjuntos con muchísima experiencia encima. Y aun así, mostraron que en 2026 van a estar. Tienen DT, tienen tres hermanos, tienen juego, tienen sangre. Descender duele, pero a veces es el mejor punto cero para empezar a crecer. Y en PSF hay futuro, mucho más futuro que presente.