La historia de Dream Team en 2025 es de esas que quedan grabadas. Arrancaron el año en la C, la rompieron y salieron subcampeones. Subieron a la B y salieron campeones. Y ahora, en apenas doce meses, ya están en la máxima categoría. Un ascenso meteórico, merecido y construido con fútbol, con carácter y con una hermandad que se siente en cada pelota.

Futbolísticamente tuvieron un nivel altísimo. Todos. Absolutamente todos. Mauri Bedouret como faro y conductor; los hermanos Posadas siempre firmes; Mati “el Toro” Orellano dejando todo; los hermanos Amelio empujando al equipo; Uri el Poggi arrancando el año como un “9” picante, goleador, y más tarde sacrificándose en defensa cuando había que hacerlo, hasta que los astros lo alejaron de las canchas. Lauta Ferroli: un arquero tremendo, clave durante todo el campeonato, que no pudo estar en la última fecha por la rotura del tendón de Aquiles. Se lo sintió y se lo extrañó.

Y si hablamos de peso ofensivo, imposible no mencionar a los hermanos Aguiló. Uno arranca de “9”, el otro entra por el “9”. Dos bestias del área. Dos jugadores que rompen defensas a pura potencia y decisión.

Dream Team es eso: una hermandad. Literalmente. Los Bedouret, los Posadas, los Amelio, los Ferroli, los Aguiló… un plantel donde la sangre corre en línea recta y el compromiso se contagia. Por eso no sorprende el año que hicieron: un apertura que se escapó por poco y un clausura que dominaron de principio a fin.

Pero también hay una historia detrás:
Este equipazo no nació de la nada. La base del plantel viene de Marimba, aquel equipo que supo ser campeón en la máxima categoría Cl 2021 y Cl 2022. Años atrás, Marimba tenía tantos jugadores que terminaron dividiéndose y formando Barrilete. Dos buenos equipos, sí, pero al dividirse se diluyó la potencia original. Con el tiempo ambos se fueron apagando… hasta que volvieron a unirse. De esa reunificación, de esas piezas recombinadas, surgió Dream Team. Y lo que lograron este año confirma que esa esencia sigue intacta.