Hay equipos que ya no ganan por sorpresa, sino por convicción. Cronos es uno de ellos. El conjunto de Ayrton Montenegro encontró el método y lo repite con una efectividad quirúrgica: orden, solidez, y arriba un doble nueve que sabe cómo lastimar. Así vencieron 5-4 a La Parroquia, en un partido vibrante, tácticamente trabajado y físicamente exigente.

El calor y la humedad pesaban, pero RR Rodríguez estaba encendido. En estado de gracia, se despachó con tres goles y fue la figura absoluta del encuentro. Cuando él está fino, todo fluye. Cada pelota que tocó fue un avance, cada remate una amenaza. El equipo lo entiende y lo sigue: Cronos no improvisa, ejecuta un plan.

Desde el fondo, David Jaime volvió a ser ese arquero confiable que marca el pulso de los partidos. Y adelante, los dos pivotes —uno fijo, otro más retrasado— son el corazón de su juego directo: bochazo teledirigido, descarga, remate. Fútbol simple, pero demoledor.

Del otro lado, La Parroquia luchó contra todo, incluso contra sí mismo. Sin cambios, bajo un sol pesado, y con Tincho Navarro jugando lesionado, el equipo igualmente dio pelea hasta el final. Valen Anfus clavó un golazo de esos que cambian ánimos y Lucas Saavedra volvió a ser el faro ofensivo. Pero el desgaste se notó, y la falta de recambio terminó inclinando la balanza.

El 5-4 final deja lecturas claras: Cronos encontró su fórmula y la ejecuta con precisión; La Parroquia necesita aire, piernas y variantes. Porque voluntad les sobra, pero en esta categoría, la resistencia también juega.